






Natividad Fermín
Lectura Bíblica: Génesis 18:9-15
Gen 18:9 Después le preguntaron:
–¿Dónde está Sara, tu mujer?
Él respondió:
–Aquí, en la tienda.
Gen 18:10 Entonces dijo:
–De cierto volveré a ti el próximo año, y para entonces Sara, tu mujer, tendrá un hijo.
Sara escuchaba a la puerta de la tienda, que estaba detrás de él.
Gen 18:11 Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada, y a Sara ya le había cesado el período de las mujeres.
Gen 18:12 Y se rió Sara para sus adentros, pensando: «¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo?»
Gen 18:13 Entonces Jehová dijo a Abraham:
–¿Por qué se ha reído Sara diciendo: «Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja»?
Gen 18:14 ¿Acaso hay alguna cosa difícil para Dios? Al tiempo señalado volveré a ti, y para entonces Sara tendrá un hijo.
Gen 18:15 Entonces Sara tuvo miedo y negó, diciendo:
–No me reí.
Y él dijo:
–No es así, sino que te has reído
(Génesis 18:9-15, RV95)
Introducción
Reconocemos como impotencia a la falta de fuerza o poder para hacer que algo suceda. Sentirse impotente es un estado de frustración al no poder accionar a tiempo para evitar un asunto, o para echarlo hacia adelante. Alguien está sufriendo pero no está en nuestras manos aliviarle ese dolor; tenemos a alguien a quien queremos ayudar a progresar, pero ese alguien se niega o no tiene deseo de triunfar y nos hace sentir impotentes. Por otro lado, está la omnipotencia, un atributo que le corresponde a Dios y que significa todo poderoso cuyo significado es que Dios lo puede todo, que para el no hay cosa difícil.
En esta hermosa historia en el génesis vemos una muestra de la impotencia humana ante la omnipotencia de Dios.
1. La impotencia humana
¿Dónde se refleja la impotencia humana en esta historia? Ya Dios había hablado con Abrahám en otra ocasión, cuando su nombre era Abram, y le prometió que Sarai iba a dar a luz un hijo. Abrahán le creyó a Dios y se aferró a esa promesa, su fe ejemplar llegó a ser proverbial, diciéndose: «una fe como la fe de Abrahám»; Pero en este encuentro en el encinar de Manre, Dios les reitera su promesa a sus siervos y Sara, al escuchar a Jehová, se rio. Hablando humanamente siendo ella de 90 años y su esposo de 100 era imposible que quedara embarazada. Bueno, ella conocía su cuerpo y conocía a su esposo e hizo la pregunta de acuerdo a su lógica: «¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo?» Indirectamente ella estaba hablando de otra impotencia, ya yo no estoy para eso y el viejo hace rato que se retiró. Todo esto ella lo estaba hablando para sí misma, pero Dios que también es Omnipresente (puede estar en todo lugar al mismo tiempo) y Omnisciente (Dios lo sabe todo), escuchó la risa «secreta» de Sara y dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: «Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja»?
¿Cuántas veces nos reímos o dudamos cuando tenemos una promesa de Dios delante de nosotros, pensando que algo así no puede suceder? ¿No es verdad que nos preguntamos a nosotros mismos, algo como esto puede ser posible hoy? ¿Dios puede hacer eso por mí?
Notemos que Sara se ofuscó concentrándose en la edad de ambos y la consideró como un gran obstáculo. Se enfocó en su imposibilidad biológica y se olvidó de que quien estaba visitándolos en ese momento era nada más y nada menos que el Dios omnipotente, el que todo lo puede. Él mismo les preguntó: «¿Acaso hay alguna cosa difícil para Dios?».
2. La Omnipotencia Divina
El milagro del nacimiento de Isaac nunca estuvo sujeto a sí Abrahám y Sara ya eran viejos o no. Dios no le dijo a ellos los voy a rejuvenecer para que se tomen unas vacaciones y tengan un romance y Sara regrese embarazada. No fue así, Dios dijo, el próximo año a esta fecha Sara dará a luz un hijo. Cuando Dios nos da una promesa ya sea que nos la muestre en la Biblia o nos la dé personalmente, no la obstaculicemos dudando del poder que Dios tiene para cumplir lo que promete. Cuando Dios pregunta: ¿Acaso hay alguna cosa difícil para Dios? Debemos tomarlo muy en serio, porque es el Dios que todo lo puede que nos asegura que para él no hay nada difícil. Y Nada es Nada. Ahí cabe tu salud física, tus problemas emocionales, ahí encaja tu matrimonio, tus relaciones familiares, tus problemas económicos. No hay nada que Dios no pueda hacer.
¿Recuerdan la historia del joven rico en Lucas capítulo 18? Trata de un hombre joven que le preguntó a Jesús que debía hacer para heredar la vida eterna, Jesús le respondió que guardara los mandamientos mencionándoselos: “no adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre.” El joven dijo: “todo esto lo he guardado desde mi juventud”. Al escucharlo Jesús le dijo: aun te falta una cosa: vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Dice el relato que el joven se puso muy triste porque era muy rico. Al ver que se puso muy triste, Jesús dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Porque es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios”. Los que escucharon a Jesús decir esas palabras dijeron: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? Y Jesús le contestó: “Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios» V.27.
Puede ser que haya alguien en tu vida que tú creas que nunca se salvará, pero ya Jesús lo dijo, no hay nada imposible para Dios. Quiero animarte a confiar en É. Cuando te sientes impotente en cualquier área de tu vida piensas en el diálogo que Dios tuvo con Abrahám en el encinar de Manre. Esa promesa que Él pronunció allí se cumplió al pie de la letra, al año siguiente Sara dio a luz a Isaac.
Déjame concluir contándote lo que me sucedió hace muchos años atrás. En una ocasión fui a visitar a mi familia al campo donde nací en República Dominicana, era una comunidad agrícola donde se cosechaba café, cacao, productos comestibles como plátanos, bananas y se criaba ganado, etc. cuando llegué allí mi hermana Leónidas me comentó: mi hijo, esto se está acabando de una sequía. Yo de atrevido le dije ¡vamos a orar para que llueva! Esta noche reúna a los hombres de aquí y vamos a los secaderos de café para orar; como ella tenía poder de convocatoria en la comunidad, reunió casi a todos los hombres, y ella estaba presente y la gente de la casa. Ninguno de ellos eran cristianos evangélicos. Les expliqué lo que íbamos a hacer y por qué lo haríamos, les dije unas cuantas palabras de memoria y luego los invité a orar. Se quedaron bien tranquilos y muy reverentes, oré a Dios diciéndole que mirara la sequía que estaba afectando la región y que, por favor, enviara la lluvia, en el nombre de Jesús. Nos fuimos a las casas, nos acostamos a dormir. Lo que sucedió no tengo que explicárselo mucho: amaneció lloviendo y no cualquier lluvia, los caminos se llenaron de agua.
Los milagros que Dios ha hecho a través de mí han marcado la vida de mucha gente, este que le estoy contando sucedió tal cual, sin añadirle ni quitarle. Usted lo puede dar de testimonio si fuere necesario, porque los incrédulos y apáticos necesitan escuchar que nuestro Dios vive y que es todopoderoso.
No hay nada que Él no pueda Hacer. Si como iglesias creemos que es posible una visitación de Dios a este lugar, que conmueva esta ciudad, sin dudas que sucederá. Si creemos que podemos vivir en victoria cada día, Dios nos lo va a conceder, porque para Él no hay nada difícil. Nuestras posibilidades son limitadas, las de Él no tienen límites. Vamos a concentrarnos en Él, no en el problema, no en la dificultad que tenemos por delante, enfoquémonos en que existe un Dios todo poderoso, el cual es único y verdadero, y lo más hermoso es que él está de nuestra parte. Dios les bendiga. Cristo viene pronto. Amén.
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