El Fruto del Cristiano que permanece en Cristo

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Foto por Natividad Fermin

Fruto es la palabra usada por Jesús para referirse a la vida productiva del cristiano. Leemos en Juan capítulo 15, versos del 1 al 11 que el fruto es la característica de un buen cristiano. Jesús les dice a sus seguidores: Yo soy la vid verdadera y ustedes son los pámpanos (las ramas), si permanecen unidos a mí, como el pámpano a la vid, podréis llevar mucho fruto.

            En los evangelios sinópticos Jesús emplea la imagen de la viña como una parábola del reino de los cielos. En el pasaje leído se proclama a sí mismo como la vid verdadera. El Padre es el labrador, el cual cuida su viña cortando toda rama que no da fruto y podando o limpiando aquella que da fruto para que produzca más.

            Los creyentes somos las ramas. La poda es el proceso de limpieza y santificación, a través del cual el Padre nos va transformando paso a paso, hasta llevarnos al nivel espiritual deseado por Él para cada uno de sus hijos. Dios quiere que estemos limpios para que podamos llevar mucho fruto (vv. 2, 3).

            Fruto abundante es el resultado que el Padre espera encontrar en nosotros. Muchas personas se confunden y dicen que a Dios no le importa la cantidad sino solamente la calidad. Decimos que la calidad es importante, pero definitivamente, Dios quiere que llevemos fruto. Él piensa en fruto es medible. En el texto leído, el Señor Jesús hizo una presentación en forma escalonada:

                        Fruto (v.2a)

                        Más fruto (v.2b).

                        Mucho fruto (v.5)

            Así que el Padre piensa en cantidad, piensa en números cuando de exigirnos resultados se trata. Jesús tenía en mente números cuando pedía a los suyos que permanecieran en Él para que pudieran llevar mucho fruto. Cada cristiano debe desear ser productivo para el reino de Dios. Para esto debe permanecer en Cristo. Él dijo: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5)

Es solo el discípulo que permanece en Jesús que puede llevar mucho fruto. Si quieres agradar a Dios, levántate y comienza a honrar a Dios con tu trabajo. Su obra necesita personas como tú y como yo para alcanzar a quienes se encuentran perdidos, con el mensaje del evangelio de salvación. Levántate, Dios te quiere usar para hacer grandes cosas para su gloria y su honra. Amén.

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