Creyentes Vigilantes ante la cercania del fin

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Texto base: 1 Pedro 4:7-11

 «Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración. Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados. Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones. 10 Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. 11 Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.«

Para el apóstol Pedro el creyente debía vivir atento a la venida de nuestro señor Jesucristo. En sus cartas insiste en que el día del Señor está cerca. El texto dice: «El fin de todas las cosas se acerca». Para él esta declaración tiene sus implicaciones para el creyente, cada uno tiene que esta atento, observando lo que ocurre a su alrededor para que el fin no llegue de repente y le sorprenda ¿Qué debe hacer el cristiano para evitar que el fin del mundo le tome por sorpresa?

1. Debe mantenerse sobrio y con la mente despejada para poder orar bien.

El hecho de que el fin de todas las cosas se acerque, demanda acciones responsables de parte del creyente, el llamado del apóstol es que seamos sobrios y que velemos en oración. En un mundo convulsionado podemos dejar de pensar con lucidez y hasta perder la coldura, a causa de los eventos que suceden alrededor nuestro. El apóstol Pedro nos dice qué debemos ser equilibrados y concentrarnos en la oración, para lograrlo debemos tener disposición y la mente despejada. El llamado del apóstol trae a nuestra mente las observaciones de Jesús cuándo decía a sus discípulos, velad y orad. Para triunfar sobre el mal que vendrá sobre el mundo en el tiempo del fin, debemos orar constantemente. Debemos pedir a Dios que nos libre de las calamidades que estarán sucediendo en la tierra, anunciando que la segunda venida de Cristo está cerca. Al igual que Pedro, creo que el fin de todas las cosas se acerca. Así lo demuestran las señales que están teniendo lugar en diferentes partes del mundo. Me gustaría que cualquier lector que así lo desee, tome el sermón profético que Jesús pronunció en el Monte de los Olivos, registrado en Mateo Capítulo 24, Marcos 13 y Lucas 21 y lo compare con los acontecimientos mundiales del momento, para que compruebe que no estoy lejos de la verdad.

2. Mostrar entusiasmo en el amor (v.8)

En esta sección vemos como el apóstol Pedro enfatisa en la necesidad que tenemos de amarnos mutuamente. Tened entre vosotros ferviente amor es una manera de decir, ámense con entusiasmo, el amor debe prevalecer. El amor es un sentimiento qué nace en lo profundo del corazón, por lo tanto debe ser sincero y se debe expresar con entusiasmo. De acuerdo con este texto no debemos permitir que nuestro amor se apague. El amor debe ser una llama capaz de resistir todos los vientos contrarios que Satanás sople contra nosotros. Tengamos en cuenta que el amor es una fuerza entrelaza y une a los hijos de Dios, capaz de movernos a que nos perdonemos unos a otros, según Pedro, por ese acto de amor nuestros pecados son perdonados; porque «el amor cubre multitud de pecados. Recordemos, El amor es el distintivo del cristiano, debemos amar así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros.

3. Ser hospitalarios (v.9)

Debemos practicar la hospitalidad. En tiempo modernos podemos traducir esto como, abrir nuestros brazos a quienes están en necesidad, ya que muchas personas alrededor nuestro necesitan nuestra ayuda y no debemos ignorarlos. Mientras más complicado se vuelve el mundo, más necesidad tendrá la gente. Ni como personas, ni como Iglesia debemos ignorarlos. Según este verso debemos prepararnos para servir más y mejor.

4. Usar nuestros dones para el bien de todos (vv 10-11)

La enseñanza aquí es que la  iglesia tiene que continuar trabajando. El hecho de que el fin está cerca no implica qué la iglesia se debe desentender de sus deberes, claro que no. El Espíritu Santo nos da los dones espirituales para que los usemos en servir para la edificación de los creyentes. Mientras más usamos los dones más se prepara la iglesia para recibir al señor, cuando venga por segunda vez.

El apóstol Pedro nos aconseja Cómo usar nuestros dones adecuadamente, verso 11 dónde nos dice que si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios. Esto es importante porque a muchos se nos ocurre hablar nuestras propias palabras, expresar nuestras propias ideas y las entregamos de parte de Dios, pero Dios no está hablando. Aquí queda bien claro que lo que la gente necesita escuchar es la palabra de Dios, tengamos cuidado con lo que predicamos y con lo que enseñamos. Miles de gente anda buscando predicadores y maestros que les digan solamente las cosas bonitas y agradables al oido. Huyamos de esa tentación, el buen predicador y maestro, enseña lo agradable y lo desagradable.

Otro consejo que nos da es que si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da. Este poder lo da el Espíritu Santo a los que confían en ÉL. El poder de Dios se obtiene practicando la oración y el ayuno. Necesitamos llenarnos del poder del espíritu santo para que Dios sea glorificado por medio de Jesucristo, quién vendrá en una nube, cuando se cumpla el tiempo de su venida. Hermanos, el fin de todas las cosas se acerca, no durmamos, seamos sobrios, oremos con la mente despejada y esperemos al señor con alegría. Cristo viene pronto. Amén.

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