Los días de Noé es una declaración que forma parte del discurso escatológico, pronunciado por Jesús en el Monte de los Olivos, días antes de su muerte. En el mismo Él se refirió a los acontecimientos que estarían sucediendo en el mundo, cuando su regreso a la tierra estuviera cerca. Las Palabras de Jesús al respecto se encuentran en los evangelios de Mateo y Lucas. En Mateo dice:
“Pero como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre,
pues como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,
y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del hombre” (Mateo 24:37-38, VRV95).
Los días de Noé fue un tiempo muy difícil. Dice Génesis capítulo 6 que la maldad aumentó en la tierra y el corazón del ser humano se degeneró. Por esa causa Dios envió el diluvio y los destruyó a todos, excepto a Noé y su familia y los animales que entraron con él en el arca.
Jesús toma como modelo la degeneración de la gente del tiempo de Noé, para describir los días de su venida. Observen sus palabras: “en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca”. Con este cuadro pinta la despreocupación en que estaban los hombres en aquellos días.
Vivían desinteresados de las cosas que pertenecían a Dios, no creían que el castigo se les venía encima, seguían haciendo su vida ordinaria hasta que de improviso les sorprendió el juicio divino, así mismo será “la venida del Hijo del hombre”.
Jesús usa el diluvio como ejemplo para darnos una clave que nos ayude a interpretar el tiempo de su venida. Comparando el comportamiento de la gente de hoy con el comportamiento de la gente de los días de Noé, podemos darnos cuenta si la segunda venida de Cristo está lejos o está cerca. Aquellos días eran de violencia, de inmoralidad sexual, decadencia espiritual y de dar culto al placer. La raza humana estaba inmersa en su conducta depravada, entretenida en su obrar pecaminoso y desentendida de Dios. Fue en eso que el diluvio comenzó y arrasó con todo.
Los días de Noé son el parámetro que debe servirnos de alerta a los que vivimos en esta época. Observemos bien lo que está sucediendo en el mundo ahora. Tenga a manos el texto de Mateo 24:37-38 y compárelo con el carácter de la gente de hoy. Si la conducta humana actual es parecida a la de los hombres y las mujeres del tiempo del diluvio; entonces, significa que la hora decisiva ha llegado. El Señor Jesucristo va a volver sorpresivamente, igual como sucedió con el diluvio.
Recordemos que, de la misma manera que Dios premió la fidelidad de Noé y su familia, también premiará la fidelidad y obediencia de quienes han creído en su Hijo Jesucristo, y lo han aceptado como su Salvador y Señor. Por eso te exhorto a que te apartes del pecado y te acerques a Cristo, el cual desea perdonarte y santificarte, para que cuando Él venga, no te pierdas, sino que obtengas la corona de la vida eterna.
No cierres esta página sin antes orar y pedir perdón a Dios, confesando que Jesús es tu salvador. Amén.